La Administración Electrónica, la utopía más cerca

Como parte implicada en la administración pública, el artículo de Francisco Alvarez “Ciberciudadania, cultura y bienes públicos” (2009) me ha causado cierta reacción. He recapacitado y he intentado plasmar un punto de vista interno, diferente, desde el último escalón de la burocracia administrativa; la Administración Local.

Es cierto que la administración electrónica está evolucionando, está dando los primeros pasos, realmente aún no ha llegado a la pubertad... Ya que si entendemos por e-administración a la mayoría de los servicios que ofrecen algunas instituciones públicas en la red hoy en día, los cuales se basan principalmente en dar información a los ciudadanos, como dice Alvarez "si simplemente se trata de facilitar la información de manera rápida, siempre pensaremos que los más que puede ocurrir es cierto retraso en obtener la información". Así, continua "es necesario analizar con mayor profundidad el tipo de servicios, prestaciones y actividades que la Administración pública puede y debe llevar y ofrecer y proponer a los ciudadanos para mejorar las condiciones de vida e incrementar su participación en los aspectos de la vida democrática" Objetivo dificil de conseguir, dado que todavía no existe una clara interacción entre los ciudadanos y las administraciones públicas mediante mecanismos.

Las principales trabas e impedimentos en su evolución los encontramos dentro de las mismas administraciones públicas. Las culturas organizativas, el régimen jurídico de las administraciones públicas, la obsolescencia de los equipos o la carencia de seguridad limitan o frenan la evolución de la administración electrónica.

El acceso universal a las TIC constituye un aspecto fundamental para asegurar que los ciudadanos usen la administración electrónica. Ahora bien un acceso universal con todas sus letras, basado en un acceso de calidad, a unos precios accesibles, y acompañado de una formación a los ciudadanos.

Las nuevas tecnologías tienen y deben mejorar la prestación de servicios públicos. Ahora bien, hace falta preguntarse qué servicios públicos queremos y como queremos que mejoren estos servicios públicos. Como bien apunta J.F. Álvarez ”es fundamental ofrecer servicios nuevos... se está planteando la necesidad de transformar nuestro concepto de Administración Pública y su relación con los ciudadanos”.

Es decir, que no debe ser la evolución tecnológica la que determine el contenido de los servicios públicos, sino que deben ser los mismos ciudadanos quienes lo puedan decidir.

La e-democracia, el futuro próximo...

Existe la brecha digital (digital divide) tanto dentro los países desarrollados como entre estos y los menos desarrollados. Vivimos dentro una sociedad y dentro un sistema global desigual, e Internet tan sólo refleja el mundo en qué vivimos. Con todo, los gobiernos democráticos tienen el deber de contribuir a expandir el uso de las TIC entre todos los ciudadanos y reducir, de este modo, estas desigualdades.

Internet es una herramienta positiva porque es un nuevo medio de comunicación y de información, pero no se usa lo suficiente como nuevo mecanismo de participación por parte de las instituciones políticas,

Creo que Internet puede posibilitar la práctica de la democracia directa y la consulta de manera más continuada, y, además, existen ejemplos donde las TIC contribuyen a reducir los costes de información y otros costes asociados al acto físico del voto, entendido como el “acto” más representativo de lo que entendemos por participación democrática.

No menos cierto es que Internet no es una herramienta neutra: el medio condiciona el mensaje, es decir, que actualmente no parece un mecanismo adecuado para promover el debate “reflexivo” y “pausado” que necesitan las decisiones políticas.

En conclusión, las TIC pueden ayudar a solucionar algunos de los problemas de las administraciones públicas y de las democracias, pero la tecnología es una herramienta y las instituciones políticas democráticas siempre las deben usar para mejorar los servicios a los ciudadanos, para el suyo bienestar y para su integración social y política.